o acaso no construyes tus hábitos cada vez que despiertas en el mundo
en tu cuerpo, tus ganas de correr y saludar la yerba. en frenesí directo despojado de aire
por querer ser viento.
por cambiar el curso
de la noche entera.
dime si no recuerdas la vocecita alegre
de la rumiante esfera que se vistió de etérea, que viene y muestra y es luz y es negra.
si cada tarde, salida de tu manga, es truco barato que se pierde en una taza
de café instantáneo. que bebes por añadir amargura en un torrente
de nubes café ardiente.
y vuelves a la mañana precisa
minutos antes
de consumada la ventana
para instalarte en mantas
aun cuando piensas que ya no es más domingo por la noche.
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